A&ERT

Historia de mi primer emprendimiento

Alejandro Ramos Tovilla

1/29/20232 min read

Un emprendimiento social iniciado junto a mis mejores amigos a mediados del 2019 (a mis 16 años). Tenía como propósito brindar la oportunidad de apoyar a una causa. Un proyecto que promovía la filantropía a través de ventas con causa (playeras y pulseras).

"Sé parte de la solución, no del problema"

Mientras cursaba mi segundo año de preparatoria, a mis amigos y a mí nos urgía emprender algo, teníamos en mente el ganar dinero por nuestros medios. Típico de un adolescente; anhelabamos la independencia. Un clásico, o también algo muy común entre las personas que conozco, una de las ideas más básicas para emprender es la venta de playeras con algún diseño en particular y bueno, eso fue lo que nos brindó la iniciativa.

Es necesario mencionar que mis dos socios eran mis mejores amigos, Alessandro Nava y Gabriel Venegas; todo comenzó con una plática y la idea inicial ya te la comenté al principio, nada más que la idea misma de hacer playeras con un diseño original, no me convencía del todo. En realidad ninguno de los tres socios éramos extraordinarios diseñando y tampoco estábamos dispuestos a pagarle a un diseñador (porque no teníamos presupuesto suficiente para eso), entonces se me ocurrió que parte de las ganancias de las ventas fueran destinadas a alguna causa y así fue como se transformó el proyecto de un emprendimiento intencionado con fin de lucro a uno sin fin de lucro.

Ya que teníamos algo diferente a lo que se veía en todos lados, nuestro valor agregado; como buenos centennials hicimos las redes sociales de la marca, yo realicé el logo, mi amigo Gabriel propuso hacer sesión de fotos; cabe recalcar que le gusta la fotografía como hobby y es muy bueno haciéndolo, mientras que mi amigo Alessandro se encargaba de darle formato a las publicaciones planeadas, redactaba de una manera bastante cool y nos servía para que los clientes nos prestaran atención por ese medio. Hasta eso, pensándolo bien, yo creo que las redes sociales también se convirtieron en un valor agregado de ese proyecto.

El próximo tema fue realizar los diseños de las playeras relacionadas a alguna causa (problemática ecológica), aquí es donde agradezco el contenido que vi en una materia de computación en mi escuela, me enseñaron las bases de Photoshop y justo me sirvió para hacer los primeros diseños de los productos. Una vez teniendo listo eso, el siguiente paso fue cotizar la producción de las mismas, cuestión que fue fácil preguntar, pero complicado el negociar. Hubo muchas personas y negocios que fuera de rollo, intentaron verme la cara de wey (siendo un chamaco de 16). No fue hasta la última opción de proveedor con el cual llegué a un acuerdo que resultó conveniente, me dieron buen precio y lo aproveché.

Después, decidí acercarme con grupos estudiantiles de mi escuela para ampliar los canales de ventas y los espacios en los que podrían encontrarnos las personas porque al principio sólo habían playeras vendidas con la familia, amigos y nuestro círculo cercano. Existía la coincidencia de que había dos grupos estudiantiles a los que les vi potencial para asociarnos. Uno sobre ecología y otro feminista. La oportunidad para nuestro emprendimiento era clara, pero... ¿Para los grupos estudiantiles?, ¿Qué ganaban ellos? La oportunidad para esos grupos era poder vender esos productos sin haber invertido ni un peso y llevarse comisión por venta, además de tener una actividad que ayudaba a darse a conocer más en la escuela e ir creciendo su equipo por su misma difusión.

Entonces llegamos a un acuerdo, nos asociamos con esos grupos, las playeras no se vendían, entonces optamos por abrir otra línea de productos aún más accesibles, específicamente, pulseras y todo resultó de maravilla con las ventas hasta que llegó la pandemia, el famoso 2020. Aunque pudimos seguir con algunas ventas, el entusiasmo de todo el equipo bajó así como las ventas, pausamos el proyecto y hasta la fecha no lo hemos reanudado.

Visita nuestras redes sociales

Historias relacionadas